¡Señor, sí señor!
Miércoles, 05 de octubre de 2011 Sergio de Otto La nefasta legislatura a la que me refería en la anterior columna ha tenido su traca final en el proyecto de Real Decreto sobre retribución de la energía eólica que el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio ha remitido a consulta a la Comisión Nacional de la Energía en trámite de urgencia con el objetivo de ser aprobado en uno de los últimos consejos de ministros de este agonizante Gobierno.
Desde hace tres años –sí, tres años- el sector eólico viene reclamando la aprobación de un nuevo marco retributivo dado que el vigente RD 661 se agota en los objetivos del Plan de Energías Renovables 2005-2010. La creación del innecesario Registro de Pre Asignación y la tardía resolución del mismo prolongó la vigencia del marco normativo actual para los proyectos que se pongan en marcha hasta 2012 siempre y cuando hayan sido admitidos en dicho registro. Si este primer peaje a los intereses del sector convencional (no en vano fue incluido un RDL 6/2009 que solo se negoció con las grandes empresas del sector) ha supuesto un frenazo al desarrollo eólico que se ha traducido ya en la pérdida de casi 10.000 puestos de trabajo, ahora, con esta norma, Miguel Sebastián decreta la muerte del sector industrial que habíamos construido en los últimos tres lustros.
Con las condiciones económicas de la actual redacción del RD –mucho más duras de las que se habían discutido en una negociación que nunca fue sincera por parte del Ministerio- no se pondrán en marcha nuevos proyecto eólicos en nuestro país a partir de 2013 estableciéndose una moratoria de facto por algunos años tal y como han venido exigiendo los “señores del gas” desde hace dos años y medio –sí, justo en vísperas de la aprobación del dichoso RDL 6/2009-.
Este decreto supone una rebaja, de un día para otro, del 40% de la retribución, según AEE; instaura la volatilidad absoluta en los incentivos y la incertidumbre más absoluta; hace inviable la financiación de los proyectos; descarta la repotenciación que debería ser la gran apuesta para este decenio; en definitiva paraliza el sector tecnológico y de futuro en el que nuestro país más había destacado en el panorama internacional.
La consecuencia más trágica –no es ninguna exageración emplear este adjetivo-, al margen de frenar el crecimiento de la aportación de los kilovatios limpios y autóctonos, va a ser el desmantelamiento de un sector industrial en el que se van a perder otros 15.000 empleos. Nuestros fabricantes de aerogeneradores, empresas nacionales que han realizado un inmenso esfuerzo tecnológico, las multinacionales que se han instalado en nuestro país en lo que era hasta 2009 un mercado estable y sólido, las cientos de pequeñas y medianas empresas de fabricación de componentes o de servicios en la promoción, se ven abocadas a la deslocalización las primeras y a la ruina buena parte de las últimas.
Y en el origen de todo ello no está la crisis económica, ni las “exigencias de los mercados”, ni nos lo ha reclamado Merkel, no, en este caso, simple y llanamente la causa no es otra que la servidumbre de un Gobierno a los intereses de los que se han equivocado instalando 26.000 MW de ciclos combinados que hoy no les son rentables.
Lo escribí hace dos años y medio en un artículo titulado “Menos renovables para quemar más gas” y lo reitero hoy: ni déficit de tarifa, ni “sobrecostes insostenibles”, ni gaitas en vinagre, se paran las renovables para que los ciclos combinados pasen de las 2.000 horas actuales de funcionamiento anual a 4.000 horas anuales al final del decenio y que de esa forma los iluminados estrategas energéticos recuperen sus inversiones. Eso sí, emitiendo más CO2 -que esto de luchar contra el cambio climático está bien solo para los discursos y para las memorias de RSC- y aumentando la dependencia energética de nuestro país. Da igual que no sepamos lo que nos costará el gas dentro de cinco años -¡o de cinco meses!- aunque sí conocemos la senda de costes de la eólica y del conjunto de las renovables.
Desde hace dos años y medio los dirigentes de las empresas del sector convencional han pedido de forma directa y contundente frenar el desarrollo de las renovables. Desde el Ministerio de Industria han obedecido disciplinadamente las órdenes. Primero fue la fotovoltaica, ahora la eólica. ¡Señor, sí, señor!
http://energias-renovables.com/energias/renovables/index/pag/renovando/botid/32/colright/blog/tip/articulo/pagant/blog/pagid/17317/title/%C2%A1Se%C3%B1or,%20s%C3%AD%20se%C3%B1or!/
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