lunes, 26 de noviembre de 2012

ENERGÍA Y PODER



OPINIONES DEL ALCALDE

La semana pasada publiqué un artículo en este medio de comunicación (“Un nuevo calambrazo”), en el que narraba el proceso seguido hasta que el ministerio de Industria  culminó y presentó una propuesta  de reforma energética. Contaba como, al final, quienes han terminado llevándose el gato al agua son las grandes eléctricas que operan en este país (el lobby Iberdrola, Endesa y Gas Natural, fundamentalmente), que salen reforzadas ante las renovables y los consumidores que terminarán pagando los platos rotos en forma de recortes, asfixia económica y  zancadillas  las primeras y con una disminución de la calidad del servicio y aumento de las tarifas  los segundos.
Lamentablemente, en apenas unos días estas aseveraciones se han ido confirmando. Una semana después de su aprobación, el propio gobierno reconocía un aumento del precio del gas en un 8%. El presidente de la Comisión Nacional de la Energía -que aseguraba que la cuota de mercado del lobby es de un 93% y que el 90% de los consumidores contrata la electricidad con los monopolios regionales que disfrutan cuotas de mercado del orden de un 90%- confirmaba que “el precio de la electricidad va aumentar un 16% en los mercados mayoristas el próximo año, lo que va a significar un impacto del 8% sobre el recibo doméstico y aún mayor sobre lo que paga la industria”. La patronal de la gran industria española Aege denunciaba que el nuevo aumento previsto para el 2013 en el recibo de la luz será la puntilla para el sector, que ve como el precio del megavatio sigue aumentando en España frente a bajadas considerables en países como Alemania, lo que les hace perder competitividad. El presidente de Unesa (la patronal de las eléctricas que engloba a las tres citadas anteriormente además de HC Energía y E. On) nos remachaba en La Gaceta lo que ya algunos de sus socios aventuraron en un primer momento: “el mercado es libre y funciona. El Gobierno puede estar vigilante, pero el mercado es como es y es quién decidirá si los impuestos a las eléctricas se trasladará a los recibos de sus clientes”. Por supuesto que no se cortó un pelo para volver a pedir más reducciones de  primas a las renovables y “profundizar en la liberalización del mercado”. Es lo mismo que pedía El Mundo el pasado día 24 y lo que acaba de anunciar José Manuel Soria en el Congreso: la liberación total del sistema eléctrico que incluye la eliminación de la TUR, la revisión del bono social y más ajustes a las renovables.
Es la dura realidad de un país en manos de un auténtico grupo de poder energético que  posibilitó José María Aznar a finales de los años noventa con la privatización de las eléctricas públicas españolas, a precio de saldo, como denunciaron algunos órganos de control. Casualmente, el expresidente después pasaría a ser empleado de una de las empresas resultantes de la privatización (Endesa). La escenificación más palmaria del poder de un trust sobre el Gobierno.
Pero nada de esto es casualidad. Y no sucede solo en España. Se trata de un proceso perfectamente diseñado por el neoliberalismo económico y político para minimizar el papel del Estado en la economía, someter el gobierno de lo público y controlar la energía mundial, una pieza fundamental  y estratégica de poder. Pero si quieren saber más de esto y por qué está ocurriendo lo que ésta ocurriendo con la energía en este país y en el planeta, les recomiendo la lectura de un libro (Energía y poder. La lucha por el control de la electricidad en el mundo. Fondo de Cultura Económica) de la profesora e investigadora australiana Sharon Beder. 
Les resumo su análisis. Frente a la firme decisión de los estados en el siglo XIX de planificar y controlar las infraestructuras desde un servicio eléctrico público estratégico o al empecinamiento posterior de Roosevelt por hacer frente al poder de las emergentes grandes empresas eléctricas que peleaban por hacerse con el control de la energía, a partir de las últimas décadas del siglo XX la estrategia ha sido otra. Tras un primer embate en la década de los ochenta, en los años noventa –con el neoliberalismo en pleno auge y con una estrategia consensuada entre el FMI, el Banco Mundial y la UE- la electricidad se liberalizó, se privatizó y se desreguló en todo el mundo, doblegándose a las fuerzas del mercado y provocando una transferencia masiva de propiedad y control de los activos de la electricidad desde las empresas públicas hacia las privadas.
Se adujeron razones de productividad, eficiencia y beneficios para los usuarios. Sin embargo, para Sharon Beder ningún país en el que se haya privatizado el sector eléctrico ha tenido los beneficios esperados. Por el contrario, se ha experimentado falta de inversión, incremento de tarifas y un servicio cada vez más ineficiente. “La privatización puede ser considerada una estafa perpetrada para despojar a la sociedad de su legítimo control sobre un servicio público esencial. Es un truco concebido y ejecutado por grupos de poder que buscan beneficiarse del control privado. En todos los países donde la electricidad se ha privatizado los precios se incrementan, se producen apagones, hay menos inversión en infraestructura de generación y se pierden miles de empleos”. Todo lo contrario que los argumentos que se emplean para justificarla. No existen datos empíricos que demuestren que la iniciativa privada sea más eficiente y sí que su objetivo es conseguir el mismo servicio por menos dinero. Es más, en la mayoría de los casos disminuyen las reservas de capacidad de generación y reducen los mantenimientos con el consiguiente aumento de los apagones; se despide a un importante número de trabajadores; se desmotiva a sus empleados, antes servidores públicos; se empeora el servicio y se sacrifica la confiabilidad; los términos del suministro, la fiabilidad del abastecimiento, la accesibilidad y el precio quedan en manos de un cártel que solo busca dinero, poder social  y político sobre gobiernos nacionales y locales; los compradores se convierten en cautivos de los vendedores; promueven la idea de que la competencia entre ellos mantendría bajos los precios, pero después actúan conjuntamente para elevarlos; se fuerzan interrupciones artificiales para obligar a que el precio ascienda incluso en momentos de menor demanda y se crea escasez artificial de suministro para imponer los precios; en vez de dinamizar la economía local, las empresas extranjeras se llevan sus ganancias al país de origen; pueden suspender su capacidad generadora produciendo un enorme quebranto al sistema económico y político; libres de obligaciones sociales hacen recaer los “riesgos morales” sobre los estados que siempre tienen que estar prestos a rescates apresurados en caso de pérdidas económicas de las empresas o malas gestiones que pongan en riesgo el suministro; compran aliados políticos y portavoces con credibilidad, a instituciones educativas, medios de comunicación, iglesias, clubes, etc; destinan frecuentes y generosas aportaciones financieras para los partidos políticos, así como ofertas de futuras oportunidades laborales para políticos y burócratas retirados; apuestan por el entramado seguro de los fósiles –en los últimos años en mayor medida por el gas- y atacan y desprecian a las renovables, …En fin ¿no les suena esto de algo?.

                             
Antonio Morales Méndez
Alcalde de Agüimes



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os dejo este video q es excelente largo, pero da muchas claves de lo q ocurre en España

Discurso Sr. Presidente Rafael Correa en Sevilla - España





Publicado el 15/11/2012 por 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Salvados y la luz oscura



Antonio Barrero F.Martes, 20 de noviembre de 2012

La nuclear, las renovables, el déficit de tarifa y... el gas, invisible, como casi siempre. Jordi Évole se metió en camisa de once varas la otra noche y salió indemne y en loor de multitudes. Su programa sigue ardiendo en las redes sociales y demostrando que hay otras formas de hacer periodismo. El esfuerzo por clarificar la factura de la luz (qué paradójico que resulte tan oscura) fue más que admirable, dado lo formidable de la empresa. Este es un intento, otro, de arrojar luz sobre las cavernas.
Salvados y la luz oscura
«Hoy, este programa tiene un reto, que es intentar entender una factura de la luz, ¿eso es posible?». Así empezaba Jordi Évole su último Salvados. El presentador de La Sexta abría su programa con una entrevista a Carmen Monforte, periodista de Cinco Días. El discurso de Monforte, muy claro: "probablemente la electricidad de España no sea la más cara de Europa, lo que es más caro es el recibo de la luz, porque en la factura se meten una serie de costes que... la gente tiene que conocer"... A lo que Évole contesta: pues yo no sé dónde está el misterio de la factura, mientras entrega a Monforte un recibo de la luz. "Pues el misterio de la factura es que la mitad de lo que ha pagado este cliente –concluye Monforte señalando el recibo– es algo que se llama peajes de acceso". ¿Y qué son estos peajes?, vuelve a la carga Jordi. "Estos peajes son una serie de costes o partidas que se han ido incrementando bastante en los últimos años y que han provocado en buena parte la subida de la luz de la que la gente se queja", concluye la periodista del diario económico Cinco Días.

52 sobre 18.000
Évole pregunta entonces a Monforte si le podría enumerar cuáles son esos peajes y la periodista hace un rápido repaso de los mismos. Así, habla, por este orden, del coste del transporte y distribución de la electricidad, las primas para el fomento del desarrollo de las energías renovables, "una tarifa especial para las grandes empresas industriales y luego estamos pagando una hipoteca muy grande, que es la que la gente debe conocer, y que es el déficit de tarifa... aparte de partidas pequeñas, como la moratoria nuclear y las extrapeninsulares, subvenciones que se dan a las islas, a Ceuta y Melilla". Segundo acto: comienza el repaso de los peajes. ¿El primero? La moratoria nuclear: 52 millones de euros –contesta Monforte– sobre un total de cerca de 18.000 (que ese es el coste total de los peajes o costes regulados por el gobierno). ¿Segundo peaje? Las primas a las renovables. "La prima es un incentivo que se da a una tecnología que está en desarrollo –dice Monforte–, pero el problema es dónde se incentiva, quién las incentiva, quién lo paga y cuánto se paga", explica la periodista de Cinco Días.

El desmadre
"Lo que se ha desmadrado –concluye– ha sido el número de instalaciones que se han montado. El caso es que hoy por hoy son, de momento, siete mil millones" (Monforte se refiere a lo que cuesta el segundo peaje en ser señalado, las primas). ¿Tercer peaje? El déficit de tarifa, una aproximación, no hay tiempo para más, y ahí se cierra la primera parte del programa. A continuación, Jordi Évole entrevista a Jorge Morales de Labra, miembro del comité de dirección de la Unión Española Fotovoltaica, aunque en el programa aparece como director de GeoAtlanter, su empresa. Morales de Labra explica en Salvados la otra mitad de la factura de la luz (la mitad de lo que cuesta la luz sale de los costes regulados por el gobierno –esa es la mitad que ha explicado Monforte–, y la otra mitad saldría del mercado eléctrico de las subastas, la especulación y los precios inexplicables). Otra buena entrevista, atinada y razonablemente clarificadora. Y, por fin, se encuentra con Jorge Fabra, ex miembro de la Comisión Nacional de la Energía, que aporta una perspectiva reveladora de lo que es el mercado eléctrico nacional.

Mi primo Ricardo
Y, ahora, otro discurso y otra cuenta, elaborada a partir de los datos publicados por la CNE. Todo comenzó el domingo pasado, por la noche. Mi primo Ricardo me envió un mensaje al móvil para avisarme de que estaban echando un programa que seguramente me interesaría. No vi Salvados en directo porque no lei su mensaje hasta la mañana siguiente. El caso es que ayer me conecté a lasexta.com y vi a Évole, Monforte, Fabra y compañía (http://cort.as/2q3K). Y anoche escribí a Ricardo para comentarle la jugada y darle las gracias por acordarse de mí. Eso sí, conforme iba escribiendo, iba dándome cuenta de que quizá algunas de las cosas que le estaba contando a él... podrían interesar a otros. Esto es lo que le dije ayer a él y lo que quiero compartir ahora.

Para empezar, solo dos matizaciones. Una: todas las primas previstas este año para todas las tecnologías renovables están presupuestadas por la Comisión Nacional de Energía en menos de 6.000 millones de euros, es decir, menos de la tercera parte de esos casi 18.000 millones conceptuados como costes de acceso; y dos: en lo que se refiere al desmadre energético nacional (Monforte hablaba de las renovables desmadradas), cabría señalar, en primer lugar, que, en los últimos diez años, en España, se han montado menos de 5.000 megavatios de solar fotovoltaica y más de 25.000 de gas natural. Por ejemplo.
Dicho lo cual, empecemos por el principio: los costes o peajes de acceso regulados (establecidos) por el gobierno para 2012 suman casi 18.000 millones de euros. Esos costes vienen a "pesar" aproximadamente, en efecto, el 50% de lo que un consumidor paga cuando paga la luz. Porque, en la factura de la luz, el consumidor paga efectivamente la luz, o sea, los kilovatios que consume, pero, además, paga por un montón de conceptos –costes o peajes de acceso– que no son kilovatios. Entre los costes de acceso regulados por el gobierno, el más elevado es el coste llamado “retribución a la distribución” (5.300 millones de euros en 2012, según la Comisión Nacional de Energía, CNE). De esa cantidad, algo más de 5.000 millones de euros se los llevan cinco empresas: Iberdrola, Endesa, E.ON, Gas Natural Fenosa e Hidrocantábrico, que son las propietarias únicas de todas las centrales nucleares españolas y controlan asimismo la inmensa mayoría del gran parque de centrales térmicas de España, centrales que generan electricidad quemando carbón, petróleo y gas.

El concepto denominado “sobrecoste por generación extrapeninsular” (dinero que va a Canarias, Ceuta y Melilla porque allí es más caro generar electricidad) supone unos 1.300 millones de euros (para 2013 la CNE estima que ese sobrecoste se elevará a 1.900 millones). Esos 1.300 millones de 2012 (y los que determine el gobierno para 2013) en realidad no van a parar a Canarias, Ceuta y Melilla... van a parar a los bolsillos de los propietarios de las centrales térmicas que hay en Canarias, Ceuta y Melilla, centrales prácticamente todas de Endesa, centrales que... en efecto... queman gas, petróleo y carbón (por eso está previsto se incremente esa partida en 2013, porque esos combustibles fósiles son más caros hoy que hace un año). Pero no es esa la única cantidad que se apuntan los combustibles fósiles. Porque hay otra partida oculta. Dentro del coste denominado “primas del régimen especial”, la cogeneración opera con gas y en 2012 se llevará 1.232 millones de euros, según la CNE.
Paradójicamente, esos 1.232 millones de euros suelen ser sin embargo imputados a las renovables. O sea, que se los lleva el gas (combustible fósil, caro, extranjero, promotor de CO2... e invisible), se los imputan a las renovables (energías limpias y autóctonas) y, a continuación, las culpan a ellas de engordar el déficit de tarifa. En fin, jugada maestra. Pero no. Porque eso no es así. Esos 1.232 millones de euros se los lleva el gas (la tecnología de cogeneración). ¿Dónde está la trampa? En la expresión “primas del régimen especial”. Ese coste o peaje de acceso –las "primas del régimen especial"– no se refiere solo a las energías renovables. Por eso no se llama “primas de las energías renovables”. Se refiere grosso modo a toda tecnología que haya sido catalogada por la administración como “especial”, del “régimen especial”. Y ahí entra la cogeneración, que opera casi en el 100% de los casos... sí… con gas natural. En fin, otros 1.232 millones de euros para el gas. Pero no queda ahí la cosa de los fósiles (el gas a la cabeza). Además, hay otro concepto, entre los costes o peajes de acceso que es el de “servicio de disponibilidad y de incentivo a la inversión”, concepto que supone 842 millones de euros... otra millonada, en fin, que también se van a llevar… sí… el gas, el fuel gas y el carbón, o sea, Endesa, Iberdrola y compañía. 
En total, estamos hablando de más de 3.300 millones de euros que se llevan las centrales térmicasque queman carbón, petróleo y gas natural (combustibles fósiles todos). Más de 3.300 millones de euros que salen de lo que pagamos todos cuando pagamos la factura de la luz. Porque cuando pagamos la factura de la luz no solo estamos pagando luz, ya sabes. Estamos pagando muchas otras cosas. Ah, esos 3.300 millones de euros de carácter fósil (petróleo, carbón y gas) se los embolsan fundamentalmente las mismas cinco empresas que se embolsan los 5.000 millones de euros que apunto arriba, o sea, que ya van 8.300 millones.
Pero hay más costes o peajes de acceso en tu factura. Hay uno que se llama “gestión comercial” y que nos va a costar a todos los consumidores 226 millones de euros en 2012, según la CNE. No me preguntes, Ricardo, por qué aparece ahí ese “peaje” porque no tengo ni idea. Imagino que supondrá una especie de “ayuda” a la… gestión comercial de las empresas que comercializan la electricidad (igual es que no tienen recursos suficientes para apañarse por sí mismas...). Y tampoco me preguntes a qué bolsillos va a parar esa cantidad… porque ya lo sabes, ¿verdad? En efecto: a Iberdrola, Endesa, E.ON, Gas Natural Fenosa e Hidrocantábrico. Ya vamos por 8.526 millones de euros del total de 18.000 millones de peajes de acceso.
Además de esos 8.526 millones, tenemos el coste denominado “déficit de tarifa”: 2.239 millones. Por resumir te diré que ese coste, del que sí se ha hablado en el programa, refleja más o menos los intereses que tenemos que pagar a los bancos por haber diferido ciertos costes a futuro. O sea, que con esos 2.239 millones de euros estamos pagando la electricidad que no pagamos en su momento y los correspondientes intereses. Todo ese dinero digo yo que va (o habrá ido ya) fundamentalmente a las cinco empresas mencionadas por motivos obvios: fueron ellas las que vendieron aquellos kilovatios en su momento.
O sea, que ya vamos por 10.765 millones de euros casi todos los cuales tienen nombre y apellidos (cinco nombres, concretamente) y casi ninguno, o ninguno de los cuales, es imputable a las renovables. Los costes de la nuclear (en la tarifa aparecen varios conceptos relacionados con esa tecnología) ascienden a 177 millones de euros. Otra millonada que va a parar a los cinco únicos propietarios de centrales nucleares que operan en España (no te diré sus nombres porque ya sabes cuáles son y ya van 10.942 millones de euros). Además de esos costes o peajes de acceso hay otro coste o peaje de acceso regulado por el gobierno que se denomina “transporte”: 1.759 millones (toda esa partida se la lleva Red Eléctrica de España... menos 41 millones de euros que rebaña Gas Natural Fenosa).
Y ya van 10.983 millones de euros para los cinco magníficos y 1.718 que se lleva Red Eléctrica de España. ¿Total? 12.701 millones de euros. Además, hay otros costes menores que tampoco tienen nada que ver con las energías renovables. ¿Por ejemplo? El denominado “operador del sistema”, el que se lleva la Comisión Nacional de Energía... En fin, que las renovables pesan lo que pesan, o sea, un tercio del total de los denominados “peajes de acceso”. Pero solo un tercio. Los otros dos tercios no son renovables, son dineros con nombres y apellidos. Más aún: varios miles de esos millones van a parar directamente al carbón y al gas natural.
La tecnología de generación de electricidad que ha instalado más megavatios en los últimos diez años es el gas, que ha pasado de cero a más de 25.000 megas en apenas una década. En ese mismo período se han instalado 22.000 megavatios de eólica (lo que también es algo formidable, pero menos en todo caso), menos de 5.000 de solar fotovoltaica, aproximadamente 1.700 de solar termoeléctrica, cero de nuclear y se han desenchufado algunas centrales de carbón y de petróleo.
Y, ahora, las primas a las renovables (el concepto concreto es "régimen especial"). Todos los datos son de la CNE: 2.610 millones de euros para la solar fotovoltaica (3.300, ya sabes, se llevan las térmicas que queman carbón, petróleo y gas natural); 1.937 millones de euros para la eólica; y menos de 1.500 para todas las demás (termosolar, hidráulica, residuos, tratamiento de residuos, biomasa).
¿Hacemos un poquito más fácil la factura (esa mitad –18.000 euros– de la factura)?

– 5.000 millones de euros para Iberdrola, Endesa, E.ON, Gas Natural Fenosa e Hidrocantábrico, que son las cinco grandes eléctricas de España (controlan el 80% de la producción y el 90% de la comercialización, según UNEF) en concepto de "distribución".
– 3.300 millones de euros para el gas, el carbón y el petróleo (la inmensa mayoría de las centrales que queman gas, carbón y petróleo pertenecen a estas cinco empresas).
– 2.610 millones de euros para la solar fotovoltaica.
– 2.239 millones para el "déficit de tarifa".
– 1.937 millones de euros para la eólica.
– 1.759 millones para "transporte".
– ninguna de todas las demás renovables (termosolar, hidráulica, residuos, tratamiento de residuos, biomasa) alcanza los mil millones.
En fin, buen trabajo, Jordi, y a ver si entre todos deshacemos este nudo.
«Hoy, este programa tiene un reto, que es intentar entender una factura de la luz, ¿eso es posible?». Así empezaba el último Salvados. Hoy, Energías Renovables se ha planteado un reto también: desentrañar al menos... la mitad de la factura de la luz.
Nota
El Real Decreto-Ley 6/2009, de 30 de abril, establece en la disposición adicional segunda que las compensaciones por los extracostes de generación de los sistemas insulares y extrapeninsulares serán financiadas con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. En particular, durante el año 2009 se compensará a través de los Presupuestos Generales del Estado el 17% del total, en el año 2010, el 34%, en el año 2011, el 51%, en el año 2012, el 75% en 2013 y el 100% a partir de los ejercicios siguientes. La Ley 39/2010, de 22 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2011 mantuvo el importe de la compensación extrapeninsular prevista para 2010 (256,4 M€), en lugar de aplicar la aportación correspondiente al 34% del total de la compensación, previsto en la Orden ITC/3519/2009 (462,2 M€) y acorde con lo establecido en el RD-Ley 6/2009 para 2010. En el caso de que se prorrogaran los actuales PGE durante 2012, el importe por este concepto que debiera ser financiado con cargo a los peajes de acceso ascendería a 1.296 M€, en lugar de los 760,7 M€ previstos en la Orden ITC/3353/2010, lo que incrementaría el desajuste del ejercicio 2011 en 535 M€ más. (Fuente: CNE).


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Aqui os dejo el video del programa de Jordi Evole


Publicado el 19/11/2012 por 

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Y no estaria  de mas que veáis este vídeo de un senador español cantando las 40 a todos los políticos corruptos de España  http://www.rd661.es/login.php


Subido por  el 24/02/2011

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Un video propuesta, para que el equipo del laureado programa de televisión SALVADOS, se animaran a hacer un programa parecido, y que investigaran el oculto Sistema Electrico, y la guerra sucia mediatica actual que ha logrado que mucha gente crea LA GRAN MENTIRA de UNESA de: Te suben la luz, por culpa de las renovables.
Todo hecho desde la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético.
Únete, es gratis! nuevomodeloenergetico.orgMira este video
http://vimeo.com/51659848


viernes, 9 de noviembre de 2012

EL DÉFICIT TARIFARIO:





 Sin un diagnóstico correcto nunca habrá una reforma eficiente.



Por Jorge Fabra Utray, miembro de ECONOMISTAS FRENTE A LA CRISIS
Antes de empezar, es necesario advertir que, en contra de la falsa idea que se trasmite como argumento de oportunidad, las inversiones de las empresas en activos complejos no se recuperan sólo a través de los fondos de amortización sino también a través de los beneficios que se distribuyen, de las provisiones y de la constitución de reservas. Si la contabilidad de las empresas no representara la realidad económica de los procesos de recuperación de las inversiones –en el caso de que estos se hayan producido en términos económicos- la gestión económica de las empresas podría ser calificada, cómo poco, de imprudente.
A este tipo de comportamientos no suelen escapar las grandes empresas quecarecen de propietarios identificables. La banca es un ejemplo en plena actualidad. Y suelen estar incentivados por la búsqueda de resultados cortoplacistas, muy queridos por los accionistas anónimos y episódicos de las grandes empresas en quienes los ejecutivos encuentran, casi siempre, amparo. Amparo que no es ajeno a sus altas y recíprocas retribuciones.
Además, la politica de amortizaciones de las empresas dispone de grados nada despreciables de discrecionalidad que ejercen a traves de la imputación a unos u otros activos de gastos generales,  de gastos financieros activables y de gastos fijos de mantenimiento, más si tales activos son calificables de complejos. También disponen de ciertos márgenes para distribuir los fondos de amortizacion  que se realicen entre unos u otros activos, márgenes que se agrandan si las empresas son multinacionales y disponen de cierta maniobralidad para cargar las amortizaciones en unos u otros activos dependiendo del regimen regulatorio al que esten sometidos y del régimen fiscal existente en cada país donde la empresa realiza sus inversiones.
Dos definiciones del Déficit Tarifario
El Gobierno y las empresas UNESA definen el déficit tarifario como la diferencia entre los costes de la electricidad y la tarifa que pagan los consumidores.
Una definición alternativa: El déficit tarifario es la diferencia entre los costes de la electricidad reconocidos por las normas regulatorias y la tarifa que pagan los consumidores.
La diferencia entre una definición y otra es “costes” frente a “costes reconocidos”. La diferencia es la palabra “reconocidos”. Es una diferencia esencial. Según la primera definición el déficit tarifario sería un déficit económico. Según la segunda, el Déficit sería, tan sólo, un déficit regulatorio.
¿Cuál es el fondo de la cuestión?
Con la regulación vigente, toda la electricidad es retribuida en el mercado al precio de la oferta marginal. Es decir, todos los kWh, con independencia de la tecnología con la que hayan sido producidos, son retribuidos con el mismo precio que cobra por su electricidad la central que utilice el combustible de mayor coste. Es decir, el coste marginal del sistema determina la retribución de todas las centrales con independencia de cuales sean sus costes variables y y suys costes medios.
En definitiva, la regulación del mercado de electricidad, tal y como está regulado por la Ley 54/97 del SE, ignora el mix energético a partir del cual es cubierta la demanda. Si todas las centrales que nos suministran electricidad fueran centrales de gas natural, el precio del mercado y, por tanto, el coste de la electricidad para los consumidores, sería el mismo. De nada sirve que en nuestro mix energético contemos con centrales nucleares e hidroeléctricas que producen 80 Millones de MWh, el 30% de la electricidad que consumimos, a costes inferiores a los que los consumidores pagamos.
Es obvio que cada central tiene costes muy diferentes entre ellas, pero para los consumidores, tal y como establece la LSE, todas las centrales producen al mismo coste. Por consiguiente es obvio que la definición del Déficit Tarifario rigurosa es la segunda: no es la diferencia entre costes y tarifas sino entre costes reconocidos y tarifas. Los costes –insisto, es obvio- son otra cosa. Y esa otra cosa es menor, irremediablemente,  a los costes reconocidos porque estos son, para todas las centrales, los mayores.
La pérdida de memoria histórica
En 1995 el Gobierno socialista propuso y el Congreso aprobó, la Ley de Ordenación de Sistema Eléctrico Nacional (LOSEN). Está Ley tuvo una vida de poco más de un año y en ese tiempo apenas fue desarrollada –le gustaba poco a las empresas eléctricas y a la entonces Comisión del Sistema Eléctrico Nacional- En 1997, fu derogada y sustituida por la vigente Ley del Sector Eléctrico (LSE).
La LOSEN fue, en mi opinión, una Ley ejemplar plena de posibilidades de desarrollo eficiente. Esta Ley distinguía el pasado del futuro. El pasado no se puede modificar. Mantenía la regulación retributiva de las centrales existentes bajo el marco regulatorio en el que los inversores habían tomado sus decisiones de inversión: una retribución basada en costes estándares que los inversores conocían a la hora de decidir y ejecutar la inversión. Y las nuevas centrales que a partir de entonces fueran construidas, pasarían a ser retribuidas por los precios que fijara un mercado de la electricidad basado en costes marginales complementados con primas que completaran suficientemente la cobertura de sus costes medios.
La LOSEN fue derogada por la LSE y la retribución de las centrales existentes, cuyas inversiones se había verificado antes de 1995, pasarían a ser retribuidas, en lugar de por costes estándares, también por los precios fijados por un mercado de naturaleza marginalista.
Si esto no hubiera sido así, y la LOSEN de 1995 no hubiera sucumbido bajo la LSE de 1997, hoy con el mismo mix energético, no tendríamos Déficit Tarifario y los costes de la electricidad serían, además, menores.
Y esto ¿porqué? Sencillamente porque los consumidores estarían pagando por las centrales nucleares e hidroeléctricas –es decir por el 30% de la electricidad que consumen- precios muy inferiores a los que hoy pagan. Es decir, los costes estándares bajo los que sus empresas propietarias invirtieron. Pero los socialistas que en 2004 asumieron el Gobierno no tuvieron en su memoria las reformas que los socialistas había hecho en el Sector Eléctrico desde en 1982 hasta 1995… y no revisaron la LSE de 1997 ni tampoco la interpretaron ni gestionaron como hubiera sido posible. El resultado es conocido: el Déficit Tarifario pasó de 2.000 M € a 24.000 en 2011 a pesar de que el recibo de la luz subió, en ese periodo, cerca de un 60% sin computar en esa subida el aumento del déficit, que como las hipotecas en el caso de las casas, también es parte del precio de la electricidad.
La contabilidad regulatoria
La contabilidad regulatoria es la niebla que impide un diagnóstico adecuado del déficit tarifario; la que utiliza palabras debajo de las cuales se esconden contenidos que nada tienen que ver con las palabras para que nos perdamos en el marasmo.
La regulación establece que los ingresos por venta de electricidad se liquidan siguiendo un orden prefijado: primero se retribuye el coste de la electricidad a precios de mercado y las primas de las centrales del Regimen Ordinario (RO); después los costes de las actividades reguladas entre los que destacan los costes del transporte, de la distribución y las primas fijas y variables de las tecnologías renovables y de alta eficiencia (eólica, fotovoltaica, termosolar, cogeneración y otras). Como los ingresos son menores a la suma de los costes de la energía a precios de mercado más los costes de las actividades reguladas –mal llamadas peajes- el déficit de ingresos respecto a los costes reconocidos aparece contablemente en el lado de los peajes -en el que –contra toda lógica- se ubican las primas de las centrales renovables y de alta eficiencia- a los que ya no les llegan los ingresos por estar al final de la cola en el reparto de los ingresos por venta de electricidad.
De aquí que el déficit se atribuya a las primas de las renovables y del resto del Regimen Especial (RE) y no a la diferencia entre costes reales y costes reconocidos a las centrales históricas –nucleares e hidroeléctricas-. Es la niebla que impide un adecuado diagnóstico del origen y naturaleza del Déficit Tarifario.
Desde 1996 casi ningún ministro de industria, casi ningún alto cargo de la Administración energética y, desde luego, tampoco casi ningún consumidor han comprendido, en toda su dimensión, la cuestión eléctrica. Y sin embargo, no nos encontramos ante cuestiones que sean realmente complejas ni que exijan conocimientos de gran altura intelectual. Estamos ante pura y simple aritmética: sumas, restas, multiplicaciones y divisiones que tan sólo alcanzan a configurar una larga cadena que bien podría ser seguida sin perderse. Es como un laberinto: entrar y salir sin perderse es fácil si mientras se entra se va dejando un rastro –el hilo de Ariadna- que permita luego desandar el camino, resolver el problema.
Entonces ¿Por qué cuesta tanto entender estos asuntos de la electricidad? Con frecuencia me piden que lo cuente como si fuera para niños (algunos me dicen – a la vista de la experiencia- como si fuera para Ministros).
Lo explicaré como si fuera para niños.
Pulgarcito, cuando se internaba en el bosque iba dejando piedrecitas por el camino para poder luego encontrar el camino de vuelta a casa. Fácil ¿No? Fácil.
¿Pero qué le pasaría a Pulgarcito si los personajes del bosque le cambiaran su piedrecitas de sitio?
Se perdería.
Esta es mi explicación para los niños. Entrar y salir del bosque es fácil si no hubiera personajes al acecho. Pues bien, la electricidad está llena de personajes que, cambiando las piedrecitas de sitio, dificultan seguir la cadena de restas, sumas, multiplicaciones y divisiones que permite comprender los problemas a los que nos enfrentamos en la electricidad.
No es necesario que diga quiénes son esos personajes que cambian las piedrecitas de sitio, pero si diré que son todos los que quieren colgar sobre las tecnologías renovables las responsabilidades del Déficit para exculpar de esa responsabilidad a la mala regulación del mercado de la electricidad que sobre remunera a las centrales hidroeléctricas y nucleares. Y son muchos. Además de sus propietarios son también quienes sus propietarios contratan para que sustenten sus puntos de vista: académicos de la economía y del derecho; despachos de abogados (los mejores), consultoras (todas); auditorías (también todas) y los medios de comunicación que viven de la publicidad según digan o callen.
Los números
He afirmado que si la LOSEN de 1995 no hubiera sido derogada y sustituida por la LSE de 1997, hoy, con el mismo mix energético, no sólo no tendríamos Déficit Tarifario sino que incluso el coste de la electricidad para los consumidores podría ser algo menor.
¿Cuáles son los números que permiten hacer esa afirmación? En los Costes de Transición a la Competencia se encuentra una de las claves fundamentales.
La LSE de 1997 estableció que la remuneración de las inversiones en generación existentes antes de su promulgación en 1997, serían compensadas con 8.600 M€ si el precio de mercado no superaba los 36 € MWh. Si los superara, debería considerarse que los CTC’s eran cobrados vía precios de mercado. Es decir, los consumidores pagarían a los propietarios de las centrales históricas 8.600 M €, bien por vía tarifaria o por el mayor precio de mercado pagado por los consumidores sobre 36 € MWh. Esta cifra, pactada por las empresas con el Gobierno en el protocolo eléctrico de 1996 y que recogería la LSE de 1997, permitía a las empresas eléctricas recuperar las inversiones realizadas al amparo de los marcos regulatorios en materia de retribución bajo los cuales habían tomado y ejecutado su correspondientes decisiones de inversión.
¿Por qué los CTC’s serían pagados por diferencias sobre los precios del mercado? Porque de esta manera además de garantizar a las empresas la recuperación de las inversiones realizadas, se garantizaba que los consumidores no pagarían más si los precios del mercado resultaban ser superiores  a 36 € MWh como media, en los doce años siguientes, más los 8.600 M€ en los que habiá sido calculada la pérdida de ingresos de las centrales historicas por dejar de percibir los costes estándares (establecidos en la anterior regulación) y pasar a percibir precios de mercado . Estaba en juego la seguridad jurídica y la confianza legítima de empresas y consumidores en las normas.
¿Y por qué 36 € MWh? Porque en 1997  se estimó que las nuevas centrales de CCGT, marginales en el mercado, fijarían un precio para toda la generación  en 36 € MWh.
El asunto es que los precios  del mercado pivotaron durante los primeros años posteriores a 1997 en torno a los 36 € y el Gobierno complementó esos precios en esos años con CTCs cercanos a 2.000 M € que pagaron los consumidores por vía tarifaria. Pero en años subsiguientes, los precios superaron ampliamente los 36 € de tal manera que los consumidores pasaron a pagar los CTC’s vía precios. En 2005, vía tarifa y vía precios, los consumidores ya habían pagado los CTCs hasta el  límite máximo de 8.600 M € fijado en la LSE. Sin embargo, ni en ese año ni en posteriores se produjo revisión alguna del régimen retributivo de las centrales históricas que siguen cobrando, hasta hoy mismo, los precios del mercado, muy superiores a sus costes remanentes reales después de haber cobrado los CTCs que les permitieron recuperar sus inversiones.
Y es esa diferencia, entre los precios de mercado (50/60 € MWh) ) y los costes remanentes de las centrales históricas (10 € hidroeléctricas, 20 € nucleares), la sobre remuneración que desequilibra el cumplimiento del contrato implícito en la regulación entre las dos partes que concurren en la compraventa de electricidad: empresas y consumidores, a favor de las primeras; en perjuicio de los segundos.
Estamos ante los WINDFALLS PROFIT de hidroeléctricas y nucleares. Beneficios inesperados por los inversores procedentes de un cambio regulatorio (la LSE de 1997), no de una mayor eficiencia o de una mejor gestión, que, además, no pueden ser legitimados por el mercado porque es inexistente la libertad de entrada en los segmentos tecnológicos en los que se generan –y por consiguiente el juego competitivo que ajustaría esos beneficios-. Lo que se hizo no fue, finalmente, liberalizar nada sino desregular casi todo.
Si a esta cuestión fundamental, sumamos otras ineficiencias adheridas en los diferentes y fallidos intentos por minorar los costes de la electricidad para los consumidores resultantes de la desregulación, nos encontramos con las cuestiones siguientes:
  • Creación y costes de colocación y financiación del Déficit Tarifario
  • Costes resultantes del mecanismo de resolución de restricciones técnicas
  • Costes de los derechos de emisión de CO2 cobrados por centrales no emisoras
  • Cuantía de los pagos por capacidad
  • Precios de intervención de la generación de las centrales que consumen carbón nacional
  • Sobrecostes insulares y extra-peninsulares no sometidos todavía a auditoría alguna.
  • Sobrecostes generados por la regulación CUR-CESUR-TUR para la determinación de la Tarifa de Último Recurso
Sólo esta última cuestión ha implicado un aumento de los costes del 10% en comparación con los que hubieran soportado los consumidores si las empresas distribuidoras hubieran seguido vendiendo la electricidad al precio fijado por el mercado spot, tal como era antes de la implantación en 2009 de la regulación CUR-CESUR-TUR.
Es difícil calcular las cifras que todas estas cuestiones suponen en términos de costes ineficientes soportados por los consumidores desde la promulgación de la Ley del Sector Eléctrico en 1997. Pero cualquier estimación que podamos hacer nos conduciría a cifras mareantes. La competitividad de la economía española está en juego pero la opacidad del sector es completa.
Las cuentas de las empresas, sin embargo, están claras. Todos los años son auditadas y publicadas. Y en ellas las empresas buscan sus argumentos: “nuestros activos históricos no están amortizados” y aunque esto quiera decir poco porque eso nada nos dice sobre el nivel de costes medios de esos activos en relación con los precios que perciben, es necesario advertir que las inversiones no se recuperan sólo a través de los fondos de amortización sino también a través de los beneficios que se distribuyen, de las provisiones y de la constitución de reservas, en contra de la falsa idea que se trasmite como argumento de oportunidad. Si la contabilidad de las empresas no representara la realidad económica de los procesos de recuperación de las inversiones –en el caso de que estos se hayan producido en términos económicos- la gestión económica de las empresas podría ser calificada, cómo poco, de imprudente.
A este tipo de comportamientos no suelen escapar las grandes empresas que carecen de propietarios identificables. La banca es un ejemplo en plena actualidad. Y suelen estar incentivados por la búsqueda de resultados cortoplacistas, muy queridos por los accionistas anónimos y episódicos de las grandes empresas en quienes los ejecutivos encuentran, casi siempre, amparo.
Al respecto podemos hacernos algunas preguntas ¿Qué destino dieron las empresas eléctricas a los 8.600 M € cobrados por diferencias en concepto de CTC’s que tenían por objeto la amortización de los activos históricos y no su distribución a los accionistas? ¿Qué destino están dando a los Winfalls que desde 2005 está proporcionando este mercado de la electricidad que lejos de ser un instrumento de la liberalización del sector lo es de su desregulación?
Podríamos seguir haciendo preguntas por cada una de las adherencias señaladas. El sector eléctrico en el centro de la crisis. Un Oliver Wyman de turno, blindado frente a las presiones y los compromisos, debería aportar transparencia.
Pero no se trataría de recurrir a auditorías convencionales, que estas se hacen todos los años, sino a una auditoría regulatoria del Sector Eléctrico que pudiera sentar las bases de la revisión de la regulación que ya fue prevista por la Ley del Sector Eléctrico de 1997  y por el  Protocolo Eléctrico  de 1996  del que fue consecuencia.
Las empresas siempre quieren hablar de contabilidad, pero no. Lo que a los ciudadanos les importa es la economía y la regulación.

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Taxi al lado oscuro


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